domingo, 18 de enero de 2015

Beatriz de Bobadilla

Bobadilla, Beatriz de. Marquesa de Moya (1440-1511).
Dama castellana nacida en 1440 y fallecida en Madrid el 17 de enero de 1511. Procedente del más bajo estrato nobiliario, no obstante, merced a su disposición en la corte de Isabel la Católica, llegó a concentrar un sólido patrimonio territorial y de rentas.
El padre de Beatriz, Pedro de Bobadilla, era un hidalgo afincado en Madrid que destacó especialmente por los servicios militares prestados a Juan II y al hijo de éste, Enrique IV, sobre todo como alcaide de las fortalezas de Madrid, El Pardo y Maqueda. Según algunas fuentes, sobre todo de cronistas, el primer encuentro entre Beatriz de Bobadilla y la entonces princesa Isabel tuvo lugar precisamente en la fortaleza de Maqueda, durante 1464, cuando Isabel y su hermano Alfonsopasaron una temporada en el castillo toledano. Es bastante posible que desde esta fecha Beatriz pasase al servicio de Isabel, aunque su siguiente presencia segura en la corte castellana data de 1469, cuando acompañó a la princesa Isabel en el séquito nupcial de la boda de ésta con Fernando el Católico, heredero del trono aragonés. Para esta época, doña Beatriz ya se había casado, en 1466, con Andrés de Cabrera, un hidalgo afincado en Madrid, al celebrerse una doble boda entre los citados futuros marqueses de Moya y otra pareja del entorno cortesano regio, Mencía de la Torre y el noble madrileño Pedro Zapata. Uno de los hombres de confianza de los Reyes Católicos, Luis de Acuña, ofició como padrino en una ceremonia consagrada por el arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo.
En marzo de 1473 el matrimonio estaba afincado en un territorio cercano a Madrid, aunque su vida continuaba estando íntimamente ligada a la corte itinerante de los futuros Reyes Católicos. Tras la muerte de Enrique IV (1474), el tradicional bastión castellano del monarca finado, la ciudad de Segovia, fue puesta bajo la guarda de Andrés de Cabrera y Beatriz de Bobadilla, lo que puede dar una idea del grado de confianza que Fernando e Isabel depositaron en ellos. Hay que tener en cuenta que el alcázar de Segovia era una de las más importantes fortalezas de la época y que, además, contaba en sus bodegas con el tesoro de la corona de Castilla, es decir, de todas las reservas económicas del reino, por lo que su custodia era un puesto de alto riesgo. Al año siguiente, 1475, la propia Beatriz fue la encargada de la custodia de Segovia, puesto que su marido, tras recibir órdenes del rey Fernando, comandó uno de los escuadrones de la Hermandad que asediaron Toro para recuperarlo del dominio portugués. En 1476, sin embargo, uno de los caballeros segovianos, Alfonso Maldonado, raptó al padre de doña Beatriz, Pedro de Bobadilla, y amenazó con raptar a la infanta María, que se hallaba, a la sazón, también bajo la custodia del matrimonio, si los Reyes Católicos no entregaban la alcaidía a sus legítimos posesores. Finalmente, Maldonado desistió de su actitud hostil, aunque varios caballeros segovianos, encabezados por el obispo Juan Arias y los notables Luis de Mesa y Pedro Maldonado, padre éste de Alfonso, mostraron su disconformidad con el gobierno de doña Beatriz y de su marido. Es bastante posible, con todo, que la enemistad de los segovianos fuese únicamente contra Andrés de Cabrera, que había sido antiguamente mayordomo del rey Enrique; para demostrar la valía de Beatriz de Bobadilla al frente de Segovia, valgan las palabras de G. Fernández de Oviedo (ed. cit., p. 266):
"La marquesa de Moya, que era doña Beatriz de Bobadilla, fue a Segovia e echó de la çibdad [...ilegiblee reforçó el alcáçar, e con sus criados e servidores se le hizo una mina franca e cobró su tenencia".

En una doble decisión, los Reyes Católicos decidieron apartar a la pareja de Segovia, para lo cual les nombraron marqueses de Moya (1480), como premio a su lealtad y a sus servicios prestados, pero también para poner paz en el importante enclave segoviano. Una vez tomada posesión de las rentas de su marquesado, Beatriz y Andrés se dedicaron a incrementar su patrimonio territorial, principalmente en las villas de Madrid (como Chinchón, Humanes, Griñón, etc.) y Toledo, aunque poco se sabe de ellos entre 1480 y 1492, salvo que doña Beatriz formaba parte del séquito de la reina en la toma de Baza (1489), donde también combatía su marido. Gracias al citado incremento territorial, pudieron fundar dos mayorazgos para sus hijos varones: Juan de Cabrera, su sucesor en el marquesado de Moya, que se casó con Ana de Mendoza, hija del duque del Infantado, Diego Hurtado de Mendoza; mientras que el segundo hijo, Pedro de Bobadilla, alcanzó el título de conde de Chinchón en 1517 mediante decreto del emperador Carlos, debido a los servicios prestados en la rebelión de los comuneros. Un tercer hijo, Francisco de Bobadilla, eligió la carrera eclesiástica y fue capellán de la reina Isabel desde 1503, pasando posteriormente a serlo de la reina doña Juana. El benjamín de la familia, Pedro Juan de Bobadilla, también fue eclesiástico, esta vez fraile franciscano. Como puede observarse, después del fallecimiento de doña Beatriz, el 17 de enero de 1511, su familia había pasado del más ínfimo estrato nobiliario, la hidalguía, a fundar dos mayorazgos en su propio linaje, además de contar con un extenso patrimonio territorial basado en la privanza de ambos marqueses y su cercanía al entorno de la corte regia castellana.

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