Bobadilla, Beatriz de. Marquesa de Moya (1440-1511).
Dama castellana
nacida en 1440 y fallecida en Madrid el 17 de enero de 1511. Procedente del más
bajo estrato nobiliario, no obstante, merced a su disposición en la corte de Isabel la Católica, llegó a concentrar un sólido
patrimonio territorial y de rentas.
El padre de Beatriz,
Pedro de Bobadilla, era un hidalgo afincado en Madrid que destacó especialmente
por los servicios militares prestados a Juan II y al hijo de éste, Enrique IV, sobre todo como alcaide de las
fortalezas de Madrid, El Pardo y Maqueda. Según algunas fuentes, sobre todo de
cronistas, el primer encuentro entre Beatriz de Bobadilla y la entonces
princesa Isabel tuvo lugar precisamente en la fortaleza de Maqueda, durante
1464, cuando Isabel y su hermano Alfonsopasaron una temporada en el castillo
toledano. Es bastante posible que desde esta fecha Beatriz pasase al servicio
de Isabel, aunque su siguiente presencia segura en la corte castellana data de
1469, cuando acompañó a la princesa Isabel en el séquito nupcial de la boda de
ésta con Fernando el Católico, heredero
del trono aragonés. Para esta época, doña Beatriz ya se había casado, en 1466,
con Andrés de Cabrera, un hidalgo afincado en Madrid,
al celebrerse una doble boda entre los citados futuros marqueses de Moya y otra
pareja del entorno cortesano regio, Mencía de la Torre y el noble madrileño
Pedro Zapata. Uno de los hombres de confianza de los Reyes Católicos, Luis de
Acuña, ofició como padrino en una ceremonia consagrada por el arzobispo de
Toledo, Alonso Carrillo.
En marzo de 1473 el matrimonio
estaba afincado en un territorio cercano a Madrid, aunque su vida continuaba
estando íntimamente ligada a la corte itinerante de los futuros Reyes
Católicos. Tras la muerte de Enrique IV (1474), el tradicional bastión
castellano del monarca finado, la ciudad de Segovia, fue puesta bajo la guarda
de Andrés de Cabrera y Beatriz de Bobadilla, lo que puede dar una idea del
grado de confianza que Fernando e Isabel depositaron en ellos. Hay que tener en
cuenta que el alcázar de Segovia era una de las más importantes fortalezas de
la época y que, además, contaba en sus bodegas con el tesoro de la corona de
Castilla, es decir, de todas las reservas económicas del reino, por lo que su
custodia era un puesto de alto riesgo. Al año siguiente, 1475, la propia
Beatriz fue la encargada de la custodia de Segovia, puesto que su marido, tras
recibir órdenes del rey Fernando, comandó uno de los escuadrones de la Hermandad
que asediaron Toro para recuperarlo del dominio portugués. En 1476, sin
embargo, uno de los caballeros segovianos, Alfonso Maldonado, raptó al padre de
doña Beatriz, Pedro de Bobadilla, y amenazó con raptar a la infanta María, que
se hallaba, a la sazón, también bajo la custodia del matrimonio, si los Reyes
Católicos no entregaban la alcaidía a sus legítimos posesores. Finalmente,
Maldonado desistió de su actitud hostil, aunque varios caballeros segovianos,
encabezados por el obispo Juan Arias y los notables Luis de Mesa y Pedro
Maldonado, padre éste de Alfonso, mostraron su disconformidad con el gobierno
de doña Beatriz y de su marido. Es bastante posible, con todo, que la enemistad
de los segovianos fuese únicamente contra Andrés de Cabrera, que había sido
antiguamente mayordomo del rey Enrique; para demostrar la valía de Beatriz de
Bobadilla al frente de Segovia, valgan las palabras de G. Fernández de Oviedo
(ed. cit., p. 266):
"La marquesa
de Moya, que era doña Beatriz de Bobadilla, fue a Segovia e echó de la çibdad [...ilegible] e
reforçó el alcáçar, e con sus criados e servidores se le hizo una mina franca e
cobró su tenencia".
En una doble
decisión, los Reyes Católicos decidieron apartar a la pareja de Segovia, para
lo cual les nombraron marqueses de Moya (1480), como premio a su lealtad y a
sus servicios prestados, pero también para poner paz en el importante enclave
segoviano. Una vez tomada posesión de las rentas de su marquesado, Beatriz y
Andrés se dedicaron a incrementar su patrimonio territorial, principalmente en
las villas de Madrid (como Chinchón, Humanes, Griñón, etc.) y Toledo, aunque
poco se sabe de ellos entre 1480 y 1492, salvo que doña Beatriz formaba parte
del séquito de la reina en la toma de Baza (1489), donde también combatía su
marido. Gracias al citado incremento territorial, pudieron fundar dos
mayorazgos para sus hijos varones: Juan de Cabrera, su sucesor en el marquesado
de Moya, que se casó con Ana de Mendoza, hija del duque del Infantado, Diego
Hurtado de Mendoza; mientras que el segundo hijo, Pedro de Bobadilla, alcanzó
el título de conde de Chinchón en 1517 mediante decreto del emperador Carlos, debido a los servicios prestados en la
rebelión de los comuneros. Un tercer hijo, Francisco de Bobadilla, eligió la
carrera eclesiástica y fue capellán de la reina Isabel desde 1503, pasando
posteriormente a serlo de la reina doña Juana. El benjamín de la familia, Pedro Juan de
Bobadilla, también fue eclesiástico, esta vez fraile franciscano. Como puede
observarse, después del fallecimiento de doña Beatriz, el 17 de enero de 1511,
su familia había pasado del más ínfimo estrato nobiliario, la hidalguía, a
fundar dos mayorazgos en su propio linaje, además de contar con un extenso
patrimonio territorial basado en la privanza de ambos marqueses y su cercanía
al entorno de la corte regia castellana.
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